Los niños y adolescentes reaccionan, en parte, a lo que ven de los adultos que los rodean. Cuando los padres y cuidadores manejan el COVID-19 con calma y confianza, pueden brindar el mejor apoyo para sus hijos. Los padres pueden ser más tranquilizadores con los que los rodean, especialmente los niños, si están mejor preparados.
No todos los niños y adolescentes responden al estrés de la misma manera. Algunos cambios comunes a tener en cuenta incluyen
- Llanto excesivo o irritación en niños más pequeños
- Volver a los comportamientos que han superado (por ejemplo, accidentes de baño o enuresis)
- Excesiva preocupación o tristeza
- Hábitos alimenticios o de sueño poco saludables.
- Irritabilidad y comportamientos de “actuación” en adolescentes
- Bajo rendimiento escolar o evitar la escuela
- Dificultad con atención y concentración.
- Evitar actividades disfrutadas en el pasado.
- Dolores de cabeza inexplicables o dolor corporal.
- Uso de alcohol, tabaco u otras drogas.
Hay muchas cosas que puede hacer para apoyar a su hijo.
- Tómese el tiempo para hablar con su hijo o adolescente sobre el brote de COVID-19. Responda preguntas y comparta datos sobre COVID-19 de una manera que su hijo o adolescente pueda entender.
- Asegúrele a su hijo o adolescente que están a salvo. Hágales saber que está bien si se sienten molestos. Comparta con ellos cómo lidia con su propio estrés para que puedan aprender cómo lidiar con usted.
- Limite la exposición de su familia a la cobertura de noticias del evento, incluidas las redes sociales. Los niños pueden malinterpretar lo que escuchan y pueden asustarse por algo que no entienden.
- Intenta mantenerte al día con las rutinas regulares. Si las escuelas están cerradas, cree un horario para actividades de aprendizaje y actividades relajantes o divertidas.
- Se un ejemplo a seguir. Tome descansos, duerma lo suficiente, haga ejercicio y coma bien. Conéctese con sus amigos y familiares.
Fuente: CDC