De acuerdo a las investigaciones psicológicas no existe un perfil único del agresor(a) sexual, ya que éste puede ser de cualquier clase social, vivir en un medio urbano o rural, tener cualquier nivel educacional, profesión o actividad, cualquier raza, religión, género, orientación sexual o estado civil.
Muchas de las veces los agresores sexuales suelen ser personas conocidas, de confianza, incluso admiradas por la comunidad por su labor profesional, religiosa, altruista o reconocidas por las familias por sus cualidades personales.
Pueden ser miembros de la familia, tal como las madres y padres, abuelos(as), hermanos(as), primos(as) u otras personas cercanas incluyendo amigos de la familia, vecinos(as), cuidadores(as), o compañeros(as) de mayor edad, de la escuela u otras actividades recreativas, deportivas o culturales.
En su Protocolo para la Atención y Prevención de la Violencia Sexual en las Escuelas de Educación Inicial, Básica y Especial de la Ciudad de México la Comisión Nacional de Derechos Humanos nos comparte algunas de las estrategias más comunes empleadas por los abusadores(as), como:
- Abuso de confianza previa.
Es decir, valerse de la relación familiar, de amistad o trato frecuente para accesar al cuerpo de las niñas, niños y adolescentes; utilización del del chantaje emocional para convencer al agredido(a). Ejemplos:
“Es normal que nos demos beso”. “¿por qué no me dejas acariciarte?”, “¿es que no me quieres?”.
- Situación confusa o ambigua.
Planteamiento de situaciones como:
“te voy a dar un masaje”, “vamos a jugar a los novios o esposos”, “vamos a jugar al doctor”.
- Sorpresa, engaño, premios y castigos, amenazas.
“sí le dices a alguien voy a matar a tu mamá…”, “te voy a llevar lejos de tu casa…”, “nadie te va a creer…”, “no te voy a querer más…”, “tu familia creerá que eres mala(o)…”, “a ti no te creerán porque eres niño(a)…”.
- Seducción.
Ejemplos: “eres tan bonita”, “mi princesita”, “mi reina…”.