Las 10 estrategias para manejar emociones y construir espacios sin violencia durante el confinamiento

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Originalmente publicado en Infobae

El encierro obligado por la pandemia puede generar estrés y descontrol emocional, por ello es importante construir espacios seguros que prevengan la violencia en casa 

Controlar las emociones y manejar el estrés son elementos esenciales para construir espacios seguros y prevenir la violencia en casa, pues el encierro obligado por la emergencia sanitaria puede llegar a ser irritante y de incertidumbre frecuente.

Por ello, es importante que las personas aprendan a adaptarse al confinamiento, reconozcan sus emociones y sepan controlarlas, para que éstas no generen algún daño personal o entre miembros de la familia con quienes se habita.

Romy Patricia Acosta Paredes, maestra en Psicología Social, refirió que las personas en cuarentena hacen dos esfuerzos relevantes: por un lado, atraviesan un proceso de adaptación; y por otro, han tenido que buscar nuevas formas de convivencia social. Y dado que las emociones son inherentes a los seres humanos, debe trabajarse en su compresión y manejo, de tal modo que puedan evitarse escenarios de violencia.

Las emociones siempre van a estar ahí, hay que reconocerlas, nombrarlas. Aprender a manejarlas”, señaló en una ponencia virtual Acosta Paredes, quien es egresada de la Benemerita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y directora del Instituto JUCONI.

Recientemente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) destacó que las emergencias sociales, naturales y sanitarias, siempre ponen a mujeres, niñas, niños y adolecentes en mayor riesgo de ser afectados por la violencia. “La actual crisis de COVID-19 no es la excepción”, apuntó el organismo internacional.

El aumento de los niveles de estrés, la inseguridad económica y alimentaria, el desempleo y las restricciones de movimiento debilitan los factores de protección que contribuyen al incremento en los niveles de violencia doméstica. A esto se suma que niñas, niños, adolescentes y mujeres tienen limitadas posibilidades de acceder a ayuda, incluso con fuentes de apoyo informal en escuelas, amigos y familiares, resultado de la situación de distanciamiento social”, refirió la Unicef en una nota técnica de recomendaciones al gobierno federal para disminuir la violencia contra niñas, niños y adolescentes.

La directora del Instituto JUCONI enfatizó en que son los adultos los primeros responsables de construir espacios seguros y libres de violencia en casa. Pues “la mente y el cuerpo de todas las personas requieren de certidumbre y predictibilidad para un desarrollo adecuado, algo que no es constante” en la actual emergencia sanitaria. Esto, en una transmisión vía Facebook, convocada por la organización Alumbramx.

En consecuencia, Acosta Paredes recomendó una serie de medidas para el manejo de emociones y la construcción de espacios seguros y libres de violencia. Entre esas disposiciones, destacan las 10 estrategias siguientes:

Escuchar dudas

Es natural que las personas sientan miedo y preocupaciones en una crisis, pues hay incertidumbre sobre qué ocurre, qué pasará o cuándo se volverá a la realidad que había antes de la emergencia. Estas preocupaciones se manifiestan en dudas, por ello es importante que los adultos escuchen los cuestionamientos de niños y adolescentes y traten de resolverlos con fuentes veraces, es decir, con información fiable. Por ejemplo, aquella emitida por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud.

Ello contribuirá a un ambiente de certidumbre, pues existen preocupaciones diferenciadas entre los miembros de la familia. Es necesario, además, que haya una adecuación de estos mensajes para su correcta comprensión.

Tener rutinas

Las rutinas habituales cambiaron y eso impacta en las emociones. De ahí que deben generarse nuevos hábitos en el confinamiento. Por ejemplo, establecer horarios para levantarse, desayunar y hacer tarea, realizar el teletrabajo (home office), entre otras actividades. Esto, con el fin de hacer predecible la jornada diaria.

“Mantener una rutina es importante para la salud mental de niñas, niños y adolescentes. Tener horarios les da seguridad, ya que el entorno se vuelve más predecible. Esto contribuirá a que los niños y niñas tengan menos ansiedad durante el confinamiento por COVID-19”, recomienda la Unicef.

Por otro lado, Acosta Paredes recomendó que los adultos hagan el ejercicio de “escribir la rutina con los niños: eso da una estructura a los tiempos de la familia”, mencionó. Aunque también agregó que no es necesario un apego estricto a la rutina, pues funciona como guía.

Contactar a seres queridos 

Debido al aislamiento físico y no interacción con familiares y amigos, las personas se han privado de interactuar con ellos, pues reuniones, fiestas o encuentros casuales fueron suspendidos. De ahí que sea sugerente tomarse un tiempo para contactar a esos seres queridos e intercambiar experiencias, ponerse al día, conversar y sobrellevar la cuarentena a distancia, pero de manera conjunta. “Sea por celular o videollamada, hay que buscar conectarnos”, recomienda Acosta Paredes.

Termómetro de emociones

“Las emociones no son buenas ni malas. Las sentimos siempre en todo momento. Ahí van a estar siempre”, refirió la especialista de la BUAP. Por tal razón, es relevante que las emociones tengan lugar y puedan nombrarse, ser expresadas para su reconocimiento y más aún, para su manejo. En consecuencia, las personas podrían crear un termómetro emocional e incentivar a que los niños también generen una escala de sus emociones.

“(Definir) qué tan en control estoy de mis emociones ahorita. Estoy enojada pero puedo realizar mi trabajo, o estoy enojada al punto de levantar la voz. (Y) a partir de ahí, usar estrategias para controlar las emociones; si (esos mecanismos) son insuficientes, contar con ayuda externa, decirlo, nombrarlo a otros”, sugirió Acosta Paredes.

Para poner en práctica el termómetro emocional, podría usarse un esquema gráfico y expresar a los niños alguna frase como: “te veo molesto”, veo que tu termómetro está subiendo, es decir, con un lenguaje fácil de comprender. Donde verde equivale a control y rojo a exaltación. Con adolescentes, abordar las emociones ya no requiere ese tono, pues con ellos ya es más claro y directo.

Cultivar aún más la paciencia

Mantenerse pacientes en confinamiento puede resultar complicado, pero si los adultos no conservan un control, difícilmente alguien más lo hará. Podría caerse en un ambiente colectivo de agresividad y estrés.

Por ello, es recomendable “vivir un día a la vez”, esto es, establecer un autoreconocimiento porque se ha logrado pasar un día más aislado y contribuyendo a evitar la propagación del contagio o la exposición de adquirir la enfermedad. Y más aún, porque esa jornada valió la pena en tanto hubo actividades tan cotidianas como el aseo de la casa o aquellas relacionadas con aprendizajes en materia laboral o escolar.

“No se preocupen si a veces nos aburrimos un poco. El aburrimiento puede dar pie a construir ideas creativas”, aconsejó la psicóloga Acosta Paredes.

Tomarse un tiempo fuera

Los adultos deben buscar momentos a solas. Por ejemplo, en la noche, cuando los niños estén dormidos, podrían tomarse un respiro de 20 minutos o media hora. Ya sea para escuchar un poco de música, ver un capítulo de una serie o leer, es necesario un tiempo de desconexión leve. Pues durante el día se está expuesto a tareas del hogar, a atender a los niños, trabajar, o sobrecarga de información mediática.

Asociar emociones a sensaciones físicas

Es importante entender que las emociones tienen un componente esencialmente biológico, por ello están asociadas a sensaciones físicas. Una estrategia para identificar emociones es observar cómo se manifiestan en el cuerpo. Por ejemplo, estar molesto muchas veces está asociado a levantar la voz y el cerebro identifica esta actitud como violenta, como un golpe físico, según Acosta Paredes. Aunque las emociones también son expresadas de forma diferente entre las personas, pues puede haber gente sumamente molesta y mostrarse en tensa calma. “La violencia causa un efecto en el desarrollo de las personas”, añade la especialista.

Manejo de estrés

Previo a situaciones eventuales de estrés, los adultos deben acordar estrategias para manejarlo. El estrés del confinamiento es distinto al habitual pues la pandemia genera una preocupación constante. Un mecanismo de respuesta es externar la sensación a otra persona y, al mismo tiempo, el otro adulto debe ser comprensivo de cuán difícil resulta el encierro.

En casos de niños que tengan estrés por sobrecarga de tareas, los padres deben mostrarse flexibles con ellos, reconocer que se esfuerzan y darles oportunidad de que expresen cómo les afectan esas actividades. Así como otorgarles tiempos de descanso.

Respuestas de autocontrol emocional

La pérdida de control emocional es habitual en cualquier persona. Al igual que la pandemia, ese descontrol llega a un pico, a un punto álgido, y poco a poco regresa la calma. Como con el estrés, los mecanismos para manejar esos momentos deben establecerse previamente, es decir, en momentos de tranquilidad, para reconocer cómo actuar y tener una guía de actitudes frente a ello. Y cada quien adopta estrategias diferentes para recuperar la serenidad, algunos salen a caminar, otros abrazan a alguien, se apartan, respiran o comen un dulce.

En lo inmediato, las personas deben solicitar un tiempo fuera y comunicar que no están bien, que su termómetro emocional está en rojo y deben alejarse momentáneamente: acudir a un espacio apartado como el baño, o su porpia habitación.

Los adultos deben tener más herramientas para poder conversar y disposición de limar asperezas. Es necesario que una de las dos partes ceda para desarrollar el diálogo y comprender el momento de descontrol. Se con niños o adolescentes, los padres son más valorados cuando reconocen sus errores.

Modelaje emocional

La pérdida de control está asociada al aprendizaje que se tuvo para manejar las emociones. De ese modo, quienes pierden el control muy rápido, deben reconocer que necesitan reaprender a controlarse en lo emocional. Eso puede lograrse en momentos de calma, de control.

Los niños aprenden el manejo emocional de forma diaria. La manera como respondemos a sus enojos eso será adaptado por ellos. A veces no es fácil, (pero ayuda) tratar de ser constante en ese manejo. Necesitamos estar en control y comprender que los niños no pueden manejar las emociones solos, están aprendiendo”, explicó la psicóloga Acosta Paredes.

En general, las estrategias anteriores deben implementarse en conjunto para reducir o prevenir la violencia y construir espacios seguros para infantes, adolescentes y toda la familia. Pues según la directora del Instituto JUCONI, el fenómeno de la violencia familiar tiene un arraigo intergeneracional, es decir, asociado a la reproducción de prácticas dañinas . Por ello, los padres deben cuestionarse sobre qué aprendizaje quieren inculcar a sus hijos.

En una situación de descontrol, los golpes cortan la situación, pero ¿el aprendizaje cuál es? Son más difíciles de desarrollar las estrategias de control, pero tienen un impacto mayor en el aprendizaje”, mencionó Romy Patricia Acosta Paredes, directora del instituto JUCONI, institución que trabaja desde hace 31 años en México para prevenir violencia familiar.

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