#ESTAMOSAPRENDIENDO
A PREVENIR LA VIOLENCIA
EN CASA
Continuamente escuchamos que las palabras tienen poder y es verdad, tanto para bien como para mal. Por ejemplo, las agresiones verbales hacia un niño, niña o adolescente pueden ser tan hirientes que sus efectos podrían ser para toda la vida.
¡Ahorita ni me hables! ¡Ya te dije que así y te callas! ¡Ahora sí te ganaste unas nalgadas! ¡Te voy a jalar la oreja! ¡Es así porque yo lo digo! son frases cotidianas, normalizadas e incluso muy frecuentes en los hogares de nuestro país, sobre todo ahora, como consecuencia del encierro y distanciamiento social al cual nos enfrentamos por el COVID-19.
Las agresiones verbales -que forman parte de la violencia psicoemocional- son una de las formas más comunes de violencia hacia niñas, niños y adolescentes. El rechazo constante, la hostilidad, burlas, intimidación, gritos y críticas son muy dañinos para su autoestima y bienestar emocional.
Aprovechemos esta experiencia para dejar atrás la violencia contra niñas, niños y adolescentes; evitemos sólo mandarles o regañarles, y mejor intentemos comunicarnos, explicarles e incluirlos. El lenguaje positivo, la escucha activa y la empatía ayudan a mantener un ambiente familiar tranquilo y feliz en tiempos de estrés y tensión como los que actualmente estamos viviendo.
Por ejemplo en vez de decirles “No ensucies”, podrías utilizar palabras positivas y decirle “Por favor guarda tu ropa” o en lugar de ¡Deja de gritar!” intenta con “Por favor habla más bajito”; o bien sustituye el “¡Deja de saltar!” por el “Por favor no saltes en la cama, puedes caerte”.
Antes de recurrir a una agresión verbal en contra de tu hijo o hija, recuerda que ellos se conocen a sí mismos a través de ti. Valora sus cualidades, ten confianza en lo que él o ella pueden hacer, porque así es como aprenderán a valorarse y a confiar en ellos.
#EstamosAprendiendo que si tus propios pensamientos y palabras hacia tus hijos son positivos, sus sentimientos y acciones tenderán a ser positivas y constructivas